Conocer a la mujer desde lo más bello a lo más terrible
Desde la entrega total a la indiferencia
Desde esa sonrisa hasta las lágrimas
Saber de su piel que me cobija cada día
Saber de la ausencia cuando hoy solo me emborracho de recuerdos
Saber de las ilusiones que una noche vi en su mirada
De su voz y de su rostro
Sabía como era!
Su despertar a media noche
Un café con algo de leche
Los papeles que daban vueltas mientras yo creía que dormía
El abrazo inconsciente de sus sueños
Sus cabellos ahogándome el rostro
El salir de madrugada con el café en la mano
Llegar de noche a tratar de encontrarme con su día
Sé de cuando la conocí
Recuerdo cuando al voltear su rostro en el espejo yo la miraba a escondidas
Sé de ese último beso, de su mano y el sueño
Y en la mañana volver a buscarla entre cigarros y lágrimas
En los lugares que un día recorrimos a la espera de verla pasar
Sé de las copas en su nombre, de esa banca que me esperaba a descansar cada noche
Sé de cuando la pérdida se convirtió en fracaso
Y me he repetido su nombre tantas veces como la memoria me lo permite
Sé que mi nombre ya no se pronuncia
Ya con eso me basta para sentirme pobre
Y la pobreza ha dejado de ser simple
Supongo que aquel es mi corazón
Un pedazo de recuerdo metido en mi alma
Perdido en una lágrima que ya no se volvió a derramar
Cubierta de errores y que me vuelven a pedir aflorar.
martes, 2 de diciembre de 2008
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