Ya ha pasado algo de tiempo desde que escribí algo bello en este "libro". El
tiempo, mi primer enemigo, se ha dado el lujo de hacer de las suyas, es
decir, por más que me corto la barba ésta insiste en crecer; por mucho que
me alimente cada día siempre siento algo de hambre al día siguiente; por más
que duermo cada noche siempre algún bostezo aparece sin disimulo en plena
conversación interesante. Los bellos momentos siguen siendo solo eso, un
instante.
Por más que intento encontrar el paradigma de mis compatriotas que insisten
en mostrar sin necesidad alguna la relatividad del tiempo y del espacio.
Donde un "ratito" se convierte en una espera interminable, donde "allá",
"acá", "ahí" son lugares incontrables. Einstein y Poincaré, con un léxico
más apropiado lo establecieron como "todo es relativo al punto en el
espacio donde se encuentra el observador y al punto de referencia que éste
utiliza como comparación" Pero en mi país, desde Putre hasta Puerto Natales
esa condicionante se transforma en "Todo depende de quien Suiza lo diga".
Yo, aquí, lejos, donde el Bío Bío y el Laja son cada días más hermosos, donde
llueve de tantas formas distintas como partes tiene el cuerpo, donde los
viejos con sombreros son respetados, donde las historias son el tiempo y la
cantina el lugar, es donde digo que me siento acá a usar este ratito para ver si encuentro algo bello que hacer antes de que al FIN el tiempo vuelva a ganar.
martes, 2 de diciembre de 2008
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