Acabamos de hablar, se me renueva una vibración profunda que surge de un remoto rincón del universo y resuena, sacando de su magia los oscuros pensamientos, dejando el corazón desnudo, evitando las máscaras, obligando a mirar sin importar los intereses premeditados, dejando que fluya la esperanza, recuperando la capacidad de amar por amar, encontrando ese vínculo antiguo, de tantos siglos, de tantas vidas, que por alguna razón queda pendiente.
Nuevamente surge la mezcla de amor y tristeza. Descubro en ti los abismos y las llanuras de la vida, del amor y de la muerte. Una intensa energía llena los espacios más allá de mi piel. Ese momento que reclamo, de quietud, de conexión infinita, más allá de un rítmico movimiento, surge aquí a la distancia.
A la mañana siguiente toque tu cuerpo por última vez y no he dejado de llorar, mi rostro me delata.
Permíteme decirlo.
Te amo más de lo que mi cuerpo puede soportar.
A ti
A el
A mi
A nosotros
martes, 2 de diciembre de 2008
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